martes, 27 de mayo de 2008

LA CAPITULACION DE TOLEDO

Dibujo: Fortunato Julián

La Capitulación de Toledo de 1529

Autor: José Tamayo Herrera


Al volver a Panamá con la noticia del descubrimiento del Tawantinsuyo, Pizarro tropezó con las dificultades que le puso y la casi oposición del gobernador, Pedro de lo Ríos, que quería impedir una nueva expedición, por lo que los tres socios decidieron negociar la conquista del Perú con el propio rey. Pizarro fue designado por sus socios como Procurador, es decir apoderado en el lenguaje de la época, y viajó a España con ese carácter, en octubre de 1528, acompañado del griego Pedro de Candia, llevando oro, plata, piedras preciosas, llamas y tejidos del Perú. En Sevilla, Pizarro fue apresado por antiguas deudas con el bachiller Enciso, todavía de la época de su estancia en el Darién. Logró salir libre gracias a la influencia de su pariente, Hernán Cortés, conquistador de México y éste lo ayudó para que fuera recibido en la corte. Allí se entrevistó en Toledo, con el propio rey, Carlos V, a quien expuso sus planes y pretensiones y negoció con el Consejo de Indias.

El resultado fue la firma de la Capitulación de Toledo, realizada el 26 de julio de 1529, que le autorizaba para la conquista del Perú. Por la corona firmó la reina Juana la Loca, madre de Carlos V.

Por esta Capitulación, Pizarro obtuvo la autorización para conquistar el Perú, fundar ciudades, dentro de los límites de su gobernación que abarcaría una longitud de 200 leguas a lo largo de la costa sudamericana del Pacífico, a partir del río de Temumpalla (Santiago) en el norte del Ecuador hasta Chincha, en la costa central del Perú. Se le dio el título de Adelantado, alguacil mayor, gobernador y capitán general del territorio adjudicado y un sueldo de 725.000 maravedíes por año.

Por la misma capitulación Diego de Almagro ganó la jerarquía de hidalgo, fue nombrado gobernador de la fortaleza de tumbes y se le concedió una renta de 300.000 maravedíes al año.

Hernando de Luque, en virtud del Real Patronato, fue propuesto al Papa como Obispo de Tumbes y protector de los indios. A Bartolomé Ruiz se le nombró Piloto Mayor del Mar del Sur y a los trece valientes españoles de la Isla del Gallo se les dio el status de hidalgos y se les designó Caballeros de la Escuela Dorada.

La Corona por su parte tendría derecho al quinto real, el 20% de las riquezas que obtuvieran los españoles, con el despojo de los indios.

Esta Capitulación, como vemos, privilegió a Pizarro y postergó a Almagro y a Luque y fue el origen de las futuras desavenencias entre los tres socios.