miércoles, 23 de julio de 2008
DOMINACION IMPERIALISTA EN EL ONCENIO DE LEGUIA
Autor: Fernando Silva Santisteban *
La dominación imperialista, o lo que se ha llamado también el neocolonialismo, se basa en la reimplantación el capital extranjero en los países políticamente emancipados y aparece como un fenómeno provocado por el apremio económico de los gobernantes sin recursos y por la codicia de los hombres de negocios internacionales. Los empréstitos, concesiones y contratos con los capitalistas extranjeros son siempre la salida más cómoda para los gobiernos con más prisa por salvar los apuros financieros y evadir sus responsabilidades, que por tomar medidas sociales y económicas que aseguren la independencia nacional.
En 1919, con el ascenso al poder de Augusto B. Leguía se cierra el periodo de la República Aristocrática que, como hemos visto, significó el control directo del Estado por la oligarquía civilista durante veinticinco años. En adelante, mientras se consolida la dominación externa dentro de una nueva fase, la del capitalismo imperialista, también varía el cariz de la dominación interior; se fue formando una nueva oligarquía con tendencia a participar en el predominio social y, por primera vez, una fracción de la clase dominante pretendió representar los intereses nacionales. La emergencia de las nuevas fuerzas políticas populares hubo de revelar la fragilidad de la oligarquía, la cual incapaz de construir un Estado liberal sólo contó con la fuerza aportada por el Ejército, es así como el Ejército se constituyó en factor decisivo del poder.
La dominación imperialista, o lo que se ha llamado también el neocolonialismo, se basa en la reimplantación el capital extranjero en los países políticamente emancipados y aparece como un fenómeno provocado por el apremio económico de los gobernantes sin recursos y por la codicia de los hombres de negocios internacionales. Los empréstitos, concesiones y contratos con los capitalistas extranjeros son siempre la salida más cómoda para los gobiernos con más prisa por salvar los apuros financieros y evadir sus responsabilidades, que por tomar medidas sociales y económicas que aseguren la independencia nacional.
En 1919, con el ascenso al poder de Augusto B. Leguía se cierra el periodo de la República Aristocrática que, como hemos visto, significó el control directo del Estado por la oligarquía civilista durante veinticinco años. En adelante, mientras se consolida la dominación externa dentro de una nueva fase, la del capitalismo imperialista, también varía el cariz de la dominación interior; se fue formando una nueva oligarquía con tendencia a participar en el predominio social y, por primera vez, una fracción de la clase dominante pretendió representar los intereses nacionales. La emergencia de las nuevas fuerzas políticas populares hubo de revelar la fragilidad de la oligarquía, la cual incapaz de construir un Estado liberal sólo contó con la fuerza aportada por el Ejército, es así como el Ejército se constituyó en factor decisivo del poder.
* Fuente:
-- SILVA SANTISTEBAN, Fernando, Historia del Perú, tomo III, Ediciones Buho, Lima, 1982.