jueves, 4 de septiembre de 2008

DESCUBRIMIENTO DE MACHUPICCHU

Machu Picchu fue construida en el siglo XV. Foto: Perú Inside

Cuando viajé por primera vez al Cusco, los profesores de la Universidad San Antonio de Abad mencionaron contundentemente que Hiram Bingham no fue el descubridor, sino el saqueador de Machu Picchu. Lo escuché en el Segundo Congreso Nacional de Estudiantes de Historia, en 1994. Hasta hoy muchos cusqueños consideran como el verdadero descubridor a su paisano Agustín Lizarraga quien llegó al monumento en 1902. Hace pocos meses varios medios publicitaron que el alemán Augusto Berns descubrió la preciosa ciudad incaica en 1867 y que incluso dejó un mapa mencionandolo como Machu Picchu.

Ahora la revista Domingo del diario La República publicó un artículo de Daniel Buck donde sostiene que Machu Picchu nunca estuvo perdida del todo y que Hiram Bingham debe ser considerado su descubridor científico.

Les recomiendo el artículo de Buck, del cual reproducimos aquí algunos parrafos de interés:


Machu Picchu. Polémica. El ‘hallazgo’ de un farsante
Por: Daniel Buck, vía La República


MACHU PICCHU, 1913. Espectacular fotografía de la ciudadela inca dos años después del “descubrimiento”, cuando Hiram Bingham inició las labores de limpieza y restauración.

Algunas historias sugieren que Augusto Berns, un aventurero ingeniero alemán que vivió en el Perú por periodos durante la segunda mitad del siglo XIX, había saqueado Machu Picchu. Un reciente informe, reproducido en un prestigioso diario peruano, afirma que "Berns se había cargado en peso la mayoría de los vestigios arqueológicos de Machu Picchu". Este informe responde a las especulaciones de Paolo Greer, un investigador y explorador de Alaska que visita mucho el Perú.

Dos son los problemas con los anuncios de Greer.

Primero, no hay evidencia que respalde la tesis de que Berns conocía la existencia de Machu Picchu. Segundo, aún si hubiera visitado Machu Picchu al final de 1880, muchos otros lo precedieron. En todo caso, ya que no dejó pruebas, no reveló detalles ni hizo anuncios sobre tal visita, Berns no descubrió nada.

Los logros de Hiram Bingham fueron diferentes. A lo largo de las tres expediciones realizadas entre 1911 y 1915, excavó, fotografió, estudió y dio a conocer al mundo Machu Picchu. No existe duda posible de que Bingham es el descubridor científico del lugar, un honor otorgado por José Gabriel Cosío, un académico del Cusco y delegado oficial de la segunda expedición de Bingham.

También es cierto que otros conocieron las ruinas antes que Bingham. Se podría decir que Machu Picchu nunca estuvo realmente perdido. Fue periódicamente conocido e ignorado, visitado, soslayado, habitado, cuidado e incluso comprado y vendido, desde el siglo XVI hasta que llegó Bingham. Prueba de ello es que al momento de la expedición de Bingham, las ruinas eran parte de la hacienda Sillique, propiedad de la familia Nadal.

En "Urubamba: Benemérita Ciudad y Provincia Arqueológica del Perú" (2007), Leandro Zans Candia resume citas coloniales y republicanas sobre Machu Picchu, compiladas por diversos historiadores peruanos. Pero la importancia del sitio arqueológico fue largamente ignorada y su belleza no apreciada. Cosío escribe en el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima en 1912: "No es verdad que el doctor Bingham haya sido el descubridor de los restos; él les ha dado la vida de la fama y del interés arqueológico" .

Bingham fue, sobre todo, un explorador decidido. Registró los archivos, entrevistó a académicos, coleccionó mapas y habló con pobladores locales. Él ya sabía de Machu Picchu antes de dirigirse al valle de Urubamba. Sí, es verdad que no siempre fue generoso en reconocer el aporte de quienes lo asistieron. Como muchos exploradores, Bingham tenía un gran ego, un deseo por la fama y una buena dosis de ambición.

En una reciente columna del blog histórico científico Archaeorama, blogs.discovery.com, incluso Paolo Greer admite que no hay real evidencia de que Augusto Berns haya pisado las montañas de Machu Picchu. La verdad es que Greer es uno más en la larga cola de visitantes y "descubridores" de la ciudadela inca.