jueves, 9 de abril de 2009

LA BATALLA DE SOCABAYA

Felipe S. Salaverry fue fusilado 11 días después de la batalla de Socabaya.

Por: Ricardo Palma *

El 7 de febrero de 1836 se dio la batalla de Socabaya.
Eran las nueve de la mañana cuando la división boliviana del general Sagárnaga rompió fuego de cañón y fusilería sobre los batallones Chiclayo y Victoria, a órdenes del coronel Rivas, que habrían sido arrollados sin la oportuna y vigorosa carga del escuadrón húsares, mandado por el bizarro Lagomarsino, que perdió en ella la mitad de su gente.

Los cazadores de la Guardia y los cazadores de Lima, mandados respectivamente por los coroneles Oyague y Ríos, se lanzaron con denuedo sobre los tres cuerpos bolivianos que tenían al frente. Oyague y Ríos cayeron muertos a la cabeza de sus batallones.

Los batallones primero y segundo de carabineros, mandado el último por un hermano de Salaverry, se dejaron envolver por los dispersos; y lo mismo sucedió en las filas enemigas con tres cuerpos bolivianos.

Así la infantería peruana como la boliviana desaparecieron del campo.

En este momento dos escuadrones bolivianos cargaron sobre granaderos del Callao, que se desordenó al caer muerto su gallardo coronel don Pedro Zavala, hijo del marqués de Valleumbroso; pero los coroneles Boza y Solar, al frente de los famosos coraceros de Salaverry, dieron tan impetuosa carga sobre la caballería de Santacruz que la desbarataron por completo. En esta arremetida el valiente general Salaverry, lanza en mano, alentaba a sus soldados. La victoria sonreía a los peruanos.

La infantería boliviana estaba en total dispersión y su caballería escapaba a todo correr acosada por los coraceros. Pero al pasar éstos persiguiendo a los enemigos, el batallón sexto de Bolivia, que era el cuerpo de reserva y que estaba oculto y parapetado tras de unas tapias, hizo una descarga cerrada sobre los coraceros, matándoles cuarenta y cinco hombres y convirtiendo en derrota el que los salaverrinos creían asegurado triunfo.

A las once de la mañana, el mismo Santacruz, desesperanzado de vencer, se había puesto en fuga con dirección al Volcán, punto asignado para reunión de los dispersos.

En esa batalla combatieron por parte de Salaverry mil novecientos hombres, sin contar la artillería, compuesta de seis piezas de montaña, —188→ que quedó a una legua del campo, perdida en unos fangales, y dos compañías, mandadas por el comandante Deustua, que escoltaban a aquéllas.

El ejército boliviano constaba de dos mil doscientos hombres, sin incluir los setecientos de la división Quirós, que llegó a Socabaya dos horas después de cesado el fuego.

La batalla fue la más sangrienta que registra la historia patria: pues se estimó en un treinta y cinco por ciento el número de los que por ambos ejércitos quedaron fuera de combate.

* Tomado de Las Tradiciones Peruanas