miércoles, 29 de abril de 2009

LA TESIS CONSERVADORA DE BARTOLOME HERRERA

Bartolomé Herrera (1808-1864) llegó a ser ministro de Relaciones en el gobierno de Rufino Echenique. Foto: Wikipedia


Por: Arturo Gómez Alarcón

El sacerdote Bartolomé Herrera inició el llamado "Tercer debate doctrinario" de nuestra vida republicana, el que enfrentó a los conservadores contra los liberales. Los primeros sostenían la tesis de la "Soberanía de la Inteligencia"; los otros, la "Soberanía Popular".

Todo comenzó con el famoso sermón del 28 de julio de 1846, en la Catedral de Lima, cuando se celebraba el 25 aniversario de la Proclamación de la Independencia. Ante la sorpresa de casi todos los asistentes el eclesiástico lanzó elogios a España y críticó que la emancipación haya propagado "principios falsos, impíos y antisociales". Se refería a la tesis de la igualdad social y la "Soberanía Popular". Además, expresó contundente: "Hay quienes están destinados a mandar; otros a obedecer".

Desde luego que la respuesta de los liberales no se hizo esperar. El primero en salir al frente fue el periodista Banito Laso, quien en los años de la independencia había firmado sus escritos como "Robespierre Peruano". Sus argumentos serán motivo de un próximo artículo en el blog Amautacuna de Historia; por ahora voy a citar uno de los escritos de Herrera defendiendo su posición desde el diario El Comercio:

"Para que no se crea que temo decir la verdad cuando de algún modo puede influir en el orden público, responderé ingenuamente que el pueblo, esto es la suma de los individuos de toda edad y condición, no tiene la capacidad ni el derecho de hacer las leyes. Las leyes son principios eternos que no pueden percibirse con claridad sino por los entendimientos habituados a vencer las dificultades del trabajo mental y ejércitados en la indagación científica. ¿La mayoría de un pueblo se halla en estado de emprender la dificil tarea indispensable de descubrir estos principios? No: no tiene tal capacidad. Y quien no tiene la capacidad de hacer algo, no se puede decir, sin caer en un absurdo, que tiene derecho de hacerlo. El derecho de dictar las leyes pertenece a los más inteligentes, a la aristocracia del saber ...".

En 1849, Bartolomé Herrera llegó a ser diputado y presidente de su camara, y desde ese cargo se opuso rotundamente a otorgar el derecho de sufragio a los indígenas analfabetos, llegando a decir que darles participación política era "la verdadera obra maldita de degradación y de repugnante envilecimiento". Sin embargo, también debemos recordar que este paladín del conservadurismo decimonónico clamó para que se invierta "una buena porción de la renta pública en escuelas", ya que solo educando al indio se mejoraría su condición, y esto contribuiría al progreso de toda la nación.

Fuentes:
- BASADRE, Jorge, Historia de la República, tomo 3.
- CONTRERAS, Carlos y Marcos Cueto, Historia del Perú Contemporáneo.