sábado, 4 de julio de 2009
LA MALDICION DEL DEMONIO DE LOS ANDES
El cráneo del Francisco de Cárbajal, el "Demonio de los Andes" era exhibido en las afueras del Cusco, colgado de un tronco, para infamia de su nombre y su memoria.
El pequeño Gómez Suárez de Figueroa, el futuro Inca Garcilaso de la Vega, tenía 10 años y un día jugando con sus amigos llegó donde estaba la famosa calavera, que los mayores decían era de un ser maldito. Desde que en 1548 fue colocado en aquella picota nadie osaba acercase demasiado, y menos se atrevían a tocarlo. Pero uno de los compañeritos de Gómez, queriendo mostrar valentía y burlándose de las supersticiones de los grandes, se trepó al palo y alcanzó a manotear la horrible cabeza, que por poco cae sobre los demás niños.
Estos corrieron espantados, dejando atrás al travieso amigo que recién empezó a sentir mucho miedo.
Al día siguiente el niño que había tocada el cráneo no pudo levantarse de la cama, tenía el cuerpo temblando, los ojos desorbitados, su mano derecha con llagas. A las pocas horas estaba muerto. El pequeño Gómez y los demas amiguitos nunca más se acercaron al maldito cráneo.