sábado, 8 de mayo de 2010
BICENTENARIO DE LA REVOLUCION DE MAYO DE 1810
Cabildo Abierto de Buenos Aires, donde los patriotas criollos decidieron expulsar al virrey Hidalgo de Cisneros. Pintura: Juan Manuel Blanes.
Un grupo de criollos separatistas se reunía secretamente discutiendo diversos planes para derrocar al virrey, aprovechando la guerra en España. Los más activos eran los militares Cornelio Saavedra y Miguel de Azcuénaga, los abogados Manuel Belgrano, José Castelli y Mariano Moreno, y los comerciantes Juan Larrea y Domingo Matheu. Solo esperaban un acontecimiento propicio para entrar en acción y tomar el poder. El 17 de mayo de 1810 llegó una noticia que desencadenó la revolución. En España había caído la Junta Central, la que había nombrado virrey a Hidalgo de Cisneros, y se había instalado un Consejo de Regencia, arrogándose la representatividad de España y las colonias. En los días siguientes los conspiradores movilizaron las milicias y convocaron al pueblo a Cabildo Abierto y destituyeron al virrey, declarando que su autoridad era ilegítima, al no existir la Junta que le había otorgado el cargo. Los españoles no pudieron evitar que el día 25 de mayo de 1810 los rebeldes formaran la Primera Junta de Gobierno, encabezada por Cornelio Saavedra e integrada por idealistas criollos, inspirados en las banderas de la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos.
Bicentenario de Revolución de Mayo de 1810
El próximo 25 de mayo de 2010 la hermana República de Argentina celebra el bicentenario del derrocamiento de Baltasar Hidalgo de Cisneros, el último virrey español del Río de la Plata. Aquel histórico día el pueblo de Buenos Aires vio nacer el primer gobierno de Argentina independiente, el único de Sudamérica que logró resistir la arremetida de las fuerzas reaccionarias coloniales en la década de 1810.
Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros. Imagen: Centro Virtual Cervantes.
Ya en 1776, Buenos Aires había se había independizado del Virreinato del Perú, al convertirse en la capital del nuevo Virreinato del Río de la Plata, y dos años después fue favorecido con el Decreto de Libre Comercio, que le permitió el intercambio directo con España. Pero el entusiasmo de los criollos se disipó rápidamente al ver que las reformas del rey Carlos III incluían dar preferencia a los españoles en los nuevos cargos burocráticos y los privilegios comerciales. Los criollos de clase alta se atrincheraron en el Cabildo, y en su seno madurarían las conspiraciones patriotas a comienzos del siglo XIX.
La oportunidad de demostrar su capacidad de organización y lucha llegó en 1806, cuando Buenos Aires fue atacada e invadida por los ingleses. Mientras el virrey Rafael de Sobremonte huía con muchos chapetones hacia el interior, los criollos combatieron al lado del francés Santiago de Liniers, logrando derrotar y expulsar a los invasores. En 1807, los volvieron a vencer. El pueblo bonaerense se organizó en milicias armadas convenientemente para enfrentar nuevas arremetidas. El jefe de estas tropas criollas era Cornelio Saavedra, futuro protagonista de la Revolución de Mayo de 1810.
General Cornelio Saavedra. Foto: Bastique (Flickr).
En 1809, la Junta Central de Sevilla envió como nuevo virrey a Baltazar Hidalgo de Cisneros, quien ordenó la desmovilización de las milicias y el restablecimiento del monopolio comercial español, pero los criollos rechazaron ambas medidas. Mantuvieron sus tropas armadas y presionaron por la tolerancia de comercio con Inglaterra, que ahora era aliada de la Junta Central de España en la guerra contra Napoleón. El virrey, consciente de la debilidad de sus fuerzas y sin esperanza de recibir ayuda de la metrópoli, aceptó las demandas de Buenos Aires.
Local del Cabildo de Buenos Aires. Foto: Ing Cam (Flickr).
Por algunos años, los rioplatenses utilizaron la “máscara de Fernando”; es decir, decían reconocer a Fernando VII como su legítimo monarca. Pero en la práctica, combatieron todos los intentos de restaurar el colonialismo. En 1816, en el Congreso de Tucumán, los argentinos declararon su independencia, levantando las banderas de la libertad sudamericana. Sabían que grandes dificultades y conflictos internos les aguardaban, pero estaban decididos a mantenerse libres de cualquier dominación extranjera, para siempre.
Pirámide de Mayo, en la Plaza de Mayo, Buenos Aires. Foto: Vtveen (Flickr).