domingo, 4 de mayo de 2008
CÓMO CONSTRUYERON LOS INCAS
Los muros incas dicen mucho
Los bloques de piedra granítica que conforman los antiguos muros incas son célebres por varias razones. Han sido trabajados a mano, sin herramientas de hierro, y sin embargo su ensamblaje es perfecto. Tampoco han sido unidos con ningún tipo de mezcla o amalgama ya que las caras que se tocan son idénticas.
Pero también, observando el tipo de acabado exterior del muro, podemos diferenciar y saber qué tipo de edificación formaban esos bloques.
A pesar de encastrar a la perfección, si las piedras tenían una terminación rústica, formaban los muros de las viviendas de las clases más bajas, como así también de collcas, depósitos, cárceles y fortalezas. Estos se pueden ver, entre muchos otros lugares, en los sectores de graneros en Ollantaytambo y en las fortalezas de Sacsayhuamán y Puca Pucará, en Cusco.
En cambio, si el acabado de dichos bloques era más bien liso y prolijo, se trataba de las viviendas y habitáculos de los sacerdotes y emperadores. También esto es admirable tanto en Machu Picchu, como en Pisac, en el Valle Sagrado. En Cusco, los ejemplos más claros son Tambomachay y el palacio real Qoricancha, que además estaba revestido de láminas de oro.
Por último, el mejor acabado era el que mostraba un efecto como de acolchado que era destinado a las construcciones sagradas como templos y sectores de adoración. El Torreón o Templo del Sol, en Machu Picchu, tiene una terminación de este tipo.
Pero también, observando el tipo de acabado exterior del muro, podemos diferenciar y saber qué tipo de edificación formaban esos bloques.
A pesar de encastrar a la perfección, si las piedras tenían una terminación rústica, formaban los muros de las viviendas de las clases más bajas, como así también de collcas, depósitos, cárceles y fortalezas. Estos se pueden ver, entre muchos otros lugares, en los sectores de graneros en Ollantaytambo y en las fortalezas de Sacsayhuamán y Puca Pucará, en Cusco.
En cambio, si el acabado de dichos bloques era más bien liso y prolijo, se trataba de las viviendas y habitáculos de los sacerdotes y emperadores. También esto es admirable tanto en Machu Picchu, como en Pisac, en el Valle Sagrado. En Cusco, los ejemplos más claros son Tambomachay y el palacio real Qoricancha, que además estaba revestido de láminas de oro.
Por último, el mejor acabado era el que mostraba un efecto como de acolchado que era destinado a las construcciones sagradas como templos y sectores de adoración. El Torreón o Templo del Sol, en Machu Picchu, tiene una terminación de este tipo.