jueves, 19 de junio de 2008
PINTOR PERUANO PANCHO FIERRO
Por Cecilia Bákula *
Los datos biográficos de Pancho Fierro con que se cuenta son escasos e incompletos y muchos de ellos, al no poder ser corroborados por documentos, pertenecen al plano de la tradición y la leyenda. Se sabe, por ejemplo, que su padre se llamaba Nicolás y su madre Camen; que se casó con Gervasia Cornejo y que tuvo tres hijos: un varón que murió siendo soldado y dos mujeres cuyo rastro se ha perdido. Lo qué han podido establecer sus biógrafas es que Pancho Fierro nació en Lima hacia 1807-1809 y todos están de acuerdo en que su muerte se produjo el 28 de julio de 1879, víctima de una pulmonía, cercano a los 70 años de edad.
Descripciones de la época señalan que era mulato o, como se conoce en el lenguaje vernacular, de "color honesto", de mediana estatura, grueso, de barba cerrada; y que se destacaba por su agudeza y habilidad. Su espíritu inquieto y la necesidad lo llevaron a cambiar varias veces de domicilio en Lima; incluso existen versiones de que habitó en diversos lugares de los barrios tradicionales de entonces, como el Cercado y el Rímac y, que, ya en la madurez, estableció una especie de taller en un predio del jirón Ices, en el lugar donde funcionaba la tienda de comestibles y articulo "de fantasía" Broggi y Dora en la que, además, se vendían sus obras.
Por ser un pintor autodidacta, la obra de Pancho Fierro escapa por completo a los convencionalismos y gustos estéticos aceptados en su época, los mismos que se identificaban con la corriente neoclásica y la rigurosidad académica. Su origen popular y el medio en el que se desenvolvió no le dieron oportunidad de adquirir una formación plástica convencional. Al parecer no salió de Lima ni tuvo contacto con los artistas extranjeros que por ese entonces visitaban la ciudad. Para él no existieron escuelas ni se nutrió de la obra de los artistas consagrados.
Su arte es, pues, fruto del talento personal y de un profundo conocimiento de la naturaleza humana; el público que adquirió sus obras debió ser no tanto el de salón, sino el de la calle, que se sentía identificado con los temas de sus producciones. Somos nosotros quienes le hemos asignado a su obra un carácter testimonial; para él era la expresión de su habilidad vinculada a la vida cotidiana.
A Pancho Fierro se lo estudia como un artista singular e indispensable para el conocimiento de una etapa importante en la historia ciudadana del Perú, ya que su arte registra formas de vida, pautas de conducta y tradiciones populares de las postrimerías del Virreinato. En cuanto a su temática, él prefiere los aspectos costumbristas de su Lima natal, utilizando una técnica en la que lo rudimentario del oficio se mezcla con la ingenuidad de la expresión.
Los datos biográficos de Pancho Fierro con que se cuenta son escasos e incompletos y muchos de ellos, al no poder ser corroborados por documentos, pertenecen al plano de la tradición y la leyenda. Se sabe, por ejemplo, que su padre se llamaba Nicolás y su madre Camen; que se casó con Gervasia Cornejo y que tuvo tres hijos: un varón que murió siendo soldado y dos mujeres cuyo rastro se ha perdido. Lo qué han podido establecer sus biógrafas es que Pancho Fierro nació en Lima hacia 1807-1809 y todos están de acuerdo en que su muerte se produjo el 28 de julio de 1879, víctima de una pulmonía, cercano a los 70 años de edad.
Descripciones de la época señalan que era mulato o, como se conoce en el lenguaje vernacular, de "color honesto", de mediana estatura, grueso, de barba cerrada; y que se destacaba por su agudeza y habilidad. Su espíritu inquieto y la necesidad lo llevaron a cambiar varias veces de domicilio en Lima; incluso existen versiones de que habitó en diversos lugares de los barrios tradicionales de entonces, como el Cercado y el Rímac y, que, ya en la madurez, estableció una especie de taller en un predio del jirón Ices, en el lugar donde funcionaba la tienda de comestibles y articulo "de fantasía" Broggi y Dora en la que, además, se vendían sus obras.
Por ser un pintor autodidacta, la obra de Pancho Fierro escapa por completo a los convencionalismos y gustos estéticos aceptados en su época, los mismos que se identificaban con la corriente neoclásica y la rigurosidad académica. Su origen popular y el medio en el que se desenvolvió no le dieron oportunidad de adquirir una formación plástica convencional. Al parecer no salió de Lima ni tuvo contacto con los artistas extranjeros que por ese entonces visitaban la ciudad. Para él no existieron escuelas ni se nutrió de la obra de los artistas consagrados.
Su arte es, pues, fruto del talento personal y de un profundo conocimiento de la naturaleza humana; el público que adquirió sus obras debió ser no tanto el de salón, sino el de la calle, que se sentía identificado con los temas de sus producciones. Somos nosotros quienes le hemos asignado a su obra un carácter testimonial; para él era la expresión de su habilidad vinculada a la vida cotidiana.
A Pancho Fierro se lo estudia como un artista singular e indispensable para el conocimiento de una etapa importante en la historia ciudadana del Perú, ya que su arte registra formas de vida, pautas de conducta y tradiciones populares de las postrimerías del Virreinato. En cuanto a su temática, él prefiere los aspectos costumbristas de su Lima natal, utilizando una técnica en la que lo rudimentario del oficio se mezcla con la ingenuidad de la expresión.
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