jueves, 3 de julio de 2008
CARLOS III
EL REY CARLOS III DE ESPAÑA
Por Arturo Gómez
Carlos III tenía experiencia de gobierno, pues había sido Rey de Nápoles. Al llegar al trono español se instaló con una corte de ministros y asesores de origen italiano, entre quienes destacaba el marqués de Esquilache. Más tarde se rodeó de eficientes ministros ilustrados españoles como Aranda, Campomanes y Floridablanca.
El nuevo monarca llegó a Madrid dispuesto a iniciar grandes reformas modernizadoras. Su gobierno tuvo el espíritu característico del Despotismo Ilustrado, por lo tanto tuvo que enfrentar la resistencia de la aristocracia y el clero. Su carácter enérgico y el apoyo de la burguesía y los intelectuales ilustrados permitieron llevar adelante el proceso reformista.
Carlos III restringió viejos privilegios feudales, dividió latifundios, repartió tierras comunales, construyó canales de regadío y liberó el comercio y las aduanas. Apoyó la industria privada e impulsó la navegación y el comercio con las colonias americanas. La burguesía fue favorecida, también, con la creación del Banco de San Carlos y la creación de la Orden del Sol.
El proceso reformista afectó los intereses eclesiásticos, ya que el clero poseía grandes latifundios y tenía estrechos vínculos con la vieja aristocracia feudal. Carlos III buscó el nombramiento de nobles y religiosos abiertos a las reformas. En este contexto decretó la expulsión de la Compañía de Jesús. Los religiosos jesuitas y su poderosa clientela, educada en los colegios de la orden, controlaban gran parte del poder administrativo tradicional y eran firmes opositores de las reformas ilustradas.
La investigación científica y la difusión de los nuevos conocimientos recibió gran impulso de este monarca y sus ministros. Esto contribuyó a renovar la mentalidad de los españoles. Viejas costumbres y supersticiones fueron combatidas; España debía modernizarse y esto sólo era posible extendiendo la educación, alentando el desarrollo de la ciencia.
Con respecto a las colonias, Carlos III emprendió una serie de reformas destinadas a racionalizar la administración, liberalizar el comercio, incrementar la recaudación de rentas y mejorar las defensas.
Por Arturo Gómez
Carlos III tenía experiencia de gobierno, pues había sido Rey de Nápoles. Al llegar al trono español se instaló con una corte de ministros y asesores de origen italiano, entre quienes destacaba el marqués de Esquilache. Más tarde se rodeó de eficientes ministros ilustrados españoles como Aranda, Campomanes y Floridablanca.
El nuevo monarca llegó a Madrid dispuesto a iniciar grandes reformas modernizadoras. Su gobierno tuvo el espíritu característico del Despotismo Ilustrado, por lo tanto tuvo que enfrentar la resistencia de la aristocracia y el clero. Su carácter enérgico y el apoyo de la burguesía y los intelectuales ilustrados permitieron llevar adelante el proceso reformista.
Carlos III restringió viejos privilegios feudales, dividió latifundios, repartió tierras comunales, construyó canales de regadío y liberó el comercio y las aduanas. Apoyó la industria privada e impulsó la navegación y el comercio con las colonias americanas. La burguesía fue favorecida, también, con la creación del Banco de San Carlos y la creación de la Orden del Sol.
El proceso reformista afectó los intereses eclesiásticos, ya que el clero poseía grandes latifundios y tenía estrechos vínculos con la vieja aristocracia feudal. Carlos III buscó el nombramiento de nobles y religiosos abiertos a las reformas. En este contexto decretó la expulsión de la Compañía de Jesús. Los religiosos jesuitas y su poderosa clientela, educada en los colegios de la orden, controlaban gran parte del poder administrativo tradicional y eran firmes opositores de las reformas ilustradas.
La investigación científica y la difusión de los nuevos conocimientos recibió gran impulso de este monarca y sus ministros. Esto contribuyó a renovar la mentalidad de los españoles. Viejas costumbres y supersticiones fueron combatidas; España debía modernizarse y esto sólo era posible extendiendo la educación, alentando el desarrollo de la ciencia.
Con respecto a las colonias, Carlos III emprendió una serie de reformas destinadas a racionalizar la administración, liberalizar el comercio, incrementar la recaudación de rentas y mejorar las defensas.
Etiquetas: REFORMAS BORBONICAS, SIGLO XVIII, VIRREINATO