jueves, 10 de julio de 2008
LA ARQUEOLOGIA
LA AVENTURA DE LA CIENCIA
Fuente: Revista Somos, de El Comercio
Fuente: Revista Somos, de El Comercio
Si Indiana no es el prototipo del arqueólogo común, pensemos entonces cuál sería este. Antes de llegar a ese punto, es conveniente definir un poco en que consiste esta carrera tan interesante.
¿QUÉ ES LA ARQUEOLOGÍA?
La arqueología pertenece al campo de las llamadas ciencias sociales y se encarga de reconstruir el pasado histórico a través de la cultura material, es decir, a través de los objetos. "La arqueología es una ciencia anepigráfica, una ciencia de los documentos no escritos", indica el Dr. Barr, "lo que quiere decir que un pedazo de cerámica, una vasija, un edificio, un textil o un cadáver es un documento que hay que analizar e interpretar".
Un error muy extendido radica en confundir esta carrera con al de historia, por encargarse las dos de reconstruir el pasado, aunque lo cierto es que ambas difieren en métodos y sobre todo en objetivos. Mientras que la arqueología se vale de objetos, la historia recurre a los documentos escritos, crónicas o tradiciones orales.
Según Makowski, son carreras diferentes porque la arqueología se encuentra a mediocamino entre las ciencias y las letras. "En el campo a los arqueólogos a veces nos llaman ingenieros, por la meticulosa metodología con que realizamos las excavaciones", queda claro entonces que la arqueología es una ciencia que construye historias de las sociedades a partir de las evidencias materiales, lo que no los priva, por supuesto, de remitirse, si fuera necesario, a evidencias escritas de apoyo.
¿Cómo es entonces el perfil de un profesional de esta carrera? Un aventurero, sin duda, porque deberá desempeñarse en escenarios diversos, pero eso sí con mucho gusto por la investigación y la lectura. A los arqueólogos les gusta por igual la topografía y trabajar con las manos, no se hacen problema si, en el ejercicio de su profesión, deben dormir donde les caiga la noche, o si deben caminar mucho para llegar a un pueblo remoto, a veces sin servicios básicos. Es una carrera que requiere mucha condición física.
¿EN QUÉ TRABAJAN LOS ARQUEÓLOGOS?
Somos un país con un patrimonio histórico muy rico y es muy difícil que un arqueólogo no encuentre trabajo, aunque es cierto que no todos los profesionales de esta rama se dedican a destapar huacas. Existen hasta tres opciones de hacer carrera, todas muy rentables. La primera, no necesariamente la más abundante, es a través de proyectos de investigación científica pura. Por ejemplo, las actividades que se hacen en el norte del país, en complejos como El Brujo o Huaca Rajada, donde los arqueólogos reconstruyen todos los días lo que fuera el esplendor del pasado moche.
Otra modalidad, muy requerida por estos días, es la de consultor en proyectos de evaluación arqueológica para obras públicas. Hoy día si una entidad quiere hacer una red eléctrica de varios kilómetros, tiene que haber un estudio de impacto arqueológico. Toda empresa tiene que contratar un arqueólogo que diga si la carretera, gaseoducto, red de telefonía o cualquier obra que se pretenda realizar no dañe algún posible hallazgo de valor. "Hay tanta demanda para esta modalidad que a veces las empresas tiene que trabajar con estudiantes y egresados, porque no hay suficientes arqueólogos".
Una tercera veta de trabajo son los llamados proyectos de emergencia, que tiene que ver con los impactos que puedan sufrir de manera fortuita los monumentos arqueológicos. Sea que se produzcan cataclismos como terremotos, inundaciones u obras civiles mal hechas que puedan impactar de modo negativo en el patrimonio, se necesita la voz de un profesional autorizado que evalúe los daños.
En las tres modalidades se trabaja previa aprobación del INC, que es la entidad que en la práctica supervisa el desempeño de estos especialistas, llevado incluso un registro en donde todos los arqueólogos del país deben anotarse.
Una última área de desempeño está muy relacionada con el turismo. "El Ministerio de este sector se dio cuenta hace poco que el esfuerzo solitario de Walter Alva, de Santiago Uceda y otros arqueólogos han dado más al norte que toda la industria", dice Makowski. "Porque al final lo que el turista busca en el Perú no son nuestras frías aguas, sino lo que tenemos como oferta cultural: museos y sitios puestos en valor de manera inteligente. Para todo eso se necesita un arqueólogo. Es bueno construir hoteles al turista pero qué ganamos haciendo eso si no le ofrecemos nada para ver".
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