martes, 1 de julio de 2008
OCUPACIÓN CHILENA DE LIMA
Renzo Babilonia *
El corresponsal, cuyo nombre no quedó consignado junto al texto, comienza su artículo explicando cómo se vivía en Lima en aquellos días. Afirmaba que para muchos militares y personal civil chileno el tener que abandonar el Perú sería algo que podrían inclusive lamentar.
Puede ser, respecto a la horda de empleados civiles chilenos que están apercibiendo los derechos municipales o de Aduana, que pocos de ellos son de mucha capacidad y que difícilmente podrían ganar en su país lo que obtienen en el Perú, que consiguen cincuenta o setenta y cinco por ciento más de lo que se paga en Chile por iguales "colocaciones" y que estarán apurados para conseguir empleos cuando cesen sus actuales ocupaciones.
Y puede ser que respecto a los quince mil hombres que Chile mantiene al norte de Arica, el hecho de que se les dá "gratificaciones" votadas con liberalidad, en adición a la paga ordinaria; que el servicio de guarniciones, es agradable; que las expediciones al interior, tan duras (como la última contra Cáceres) a las que el almirante Lynch les obliga a veces, no son de frecuente ocurrencia.
* Fuente: Domingo de La República
El corresponsal, cuyo nombre no quedó consignado junto al texto, comienza su artículo explicando cómo se vivía en Lima en aquellos días. Afirmaba que para muchos militares y personal civil chileno el tener que abandonar el Perú sería algo que podrían inclusive lamentar.
Puede ser, respecto a la horda de empleados civiles chilenos que están apercibiendo los derechos municipales o de Aduana, que pocos de ellos son de mucha capacidad y que difícilmente podrían ganar en su país lo que obtienen en el Perú, que consiguen cincuenta o setenta y cinco por ciento más de lo que se paga en Chile por iguales "colocaciones" y que estarán apurados para conseguir empleos cuando cesen sus actuales ocupaciones.
Y puede ser que respecto a los quince mil hombres que Chile mantiene al norte de Arica, el hecho de que se les dá "gratificaciones" votadas con liberalidad, en adición a la paga ordinaria; que el servicio de guarniciones, es agradable; que las expediciones al interior, tan duras (como la última contra Cáceres) a las que el almirante Lynch les obliga a veces, no son de frecuente ocurrencia.
* Fuente: Domingo de La República
Etiquetas: GUERRA CON CHILE, SIGLO XIX