martes, 29 de julio de 2008

SANTA ROSA DE LIMA Y LOS DOMINICOS

Autor: Rafael Sánchez-Concha *

Santa Rosa de Lima siguió el modelo de Catalina de Siena, y no fue sólo guía en estos aspectos de su vida, sino en otros. Se trataba de un modelo de firmeza. La santa italiana asumió un importante papel en la defensa de la Iglesia en tiempos del cisma de Occidente, puesto que instó al Papa de Roma a permanecer firme en sus propósitos de unidad. La limeña, motivada por la vida de Catalina, decidió pertenecer a la tercera orden de Santo Domingo. La opción por ese carisma no la privaba de su condición de laica, a pesar de las reglas que debía acatar y del hábito negro y blanco que debía llevar.

Las terciarias dominicas no habitaban conventos o beaterios. Vivían en sus propias casas en compañía de sus familias, pero se sometían a una conducta en que la oración y la conquista de la perfección cristiana eran su principal ocupación. A los veinte años de edad, el 10 de agosto de 1606, Rosa había pedido el hábito de terciaria y le fue concedido. Cinco años más tarde, sintiendo ciertos reparos sobre la belleza de su nombre, decidió llamarse Rosa de Santa María.

* FUENTE:
-SÁNCHEZ-CONCHA, Rafael, Santos y Santidad en el Perú Virreinal, editorial Siklos, Lima, 2003.