jueves, 30 de diciembre de 2010

EL PADRE DE LA PATRIA EN MEXICO

Miguel Hidalgo y Costilla, el "Padre de la Patria Mexicana".
Dibujo: VdVector (Deviantart).

El "Padre de la Patria" en México: Miguel Hidalgo y Costilla

Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga nació en Guanajuato el 8 de mayo de 1753. Sus padres fueron español Cristóbal Hidalgo y Costilla y la criolla Ana María Gallaga.

Estudió en el colegio San Nicolás de Michoacán. A los 17 años se convirtió en maestro de Filosofía y Teología. Fue un destacado difusor de ideas de la Ilustración. En 1778 se ordenó Sacerdote y en 1788 se convirtió en rector de su Alma Mater.

Cuando Napoleón Bonaparte invadió España en 1808, Miguel Hidalgo se unió a los movimientos patriotas que trabajaban por la independencia de México. En la madrugada del 16 de setiembre de 1810, lanzó el famoso "Grito de Dolores" arengando al pueblo a tomar las armas y luchar contra los españoles que apoyaban al Rey usurpador José Bonaparte, hermano de Napoléon.

El cura Hidalgo lideró un ejército patriota que ganó algunas batallas y organizó un gobierno en Guadalajara. Aquí decretó la abolición de la esclavitud y derogó los tributos indígenas. Sin embargo, las tropas realistas lograron recuperar posiciones y vencieron a los patriotas en la batalla de Puente de Calderón (17 de enero de 1811). Junto a sus principales oficiales, Hidalgo fue capturado cuando escapaba a los Estados Unidos. Murió fusilado en Chihuahua el 30 de julio de 1811.

sábado, 18 de diciembre de 2010

LA REBELION DE NICOLAS DE PIEROLA

Nicolás de Piérola y sus montoneros en 1895. Pintura: Juan Lepiani.

La rebelión de Nicolás de Piérola contra Andrés Avelino Cáceres

El general Andrés Avelino Cáceres inauguró su segundo gobierno el 10 de agosto de 1894, cuando los líderes opositores ya habían sublevado a varias provincias para derrocarlo violentamente. El gobierno suspendió las garantías individuales e impuso fuertes multas a los periódicos (El Comercio, El Callao) que informaban sobre los avances del principal caudillo rebelde: Nicolás de Piérola.

Don Nicolás de Piérola, procedente de Iquique (Chile), llegó de forma subrepticia a Pisco (24 -10-1894) para ponerse al mando de la Coalición Nacional, alianza que había formado los partidos Demócrata, Civilista y Unión Cívica. Al llegar a Chincha se autoproclamó “Delegado Nacional” y avanzó con su ejército de “montoneros” (milicianos mal armados, pero muy aguerridos) hacia Cañete y Matucana. En enero de 1895 instaló su cuartel general en Cieneguilla (al sur de Lima).

En Lima la situación se hacía cada vez más crítica. El presidente Andrés Avelino Cáceres aumentó los impuestos y recortó el sueldo de los empleados para reforzar al ejército. Encima, muchos ciudadanos eran acusados de conspiración y eran llevados a los calabozos. En el interior del país las fuerzas del gobierno detenían, torturaban y fusilaban rebeldes capturados. Mientras más crecía el odio contra Cáceres, más aumentaba la esperanza de que Piérola derroque pronto al tirano.

La noche del 16 de marzo de 1895, Nicolás de Piérola y sus tropas enrumbaron a Lima, donde estaban atrincheradas las fuerzas caceristas. Los primeros choques se produjeron en Barrios Altos, en la madrugada del día 17. Por la mañana, Piérola logró instalar su cuartel en la Plazuela del Teatro, a pocas cuadras del Palacio de Gobierno. La lucha fue muy sangrienta en todas las calles que dan acceso a la Plaza de Armas. Muchos vecinos pierolistas sacaron sus rifles para disparar sobre los caceristas desde sus techos y balcones, permitiendo que las tropas rebeldes ganen las principales calles del centro de la ciudad. En la mañana del 18 de marzo cerca de dos mil muertos y heridos cubrían las pistas y veredas de la capital. Y la lucha continuaba.

Por fortuna, aquel día Andrés Avelino Cáceres recibió al Nuncio Apostólico José Macchi, representante del cuerpo diplomático, quien lo convenció para que renuncie y marche al exilio. El monseñor lo dijo: “General, a usted hoy le odian hasta las piedras. No vale la pena que derrame más sangre. Aunque venza, ya usted no podrá gobernar”. Se firmó un armisticio y se formó una Junta de Gobierno integrada por dos caceristas, dos pierolistas y presidida por don Manuel Candamo (civilista), quien convocó a elecciones (Nicolás de Piérola fue el único candidato). Cáceres enrumbó a Buenos Aires y poco después viajó a Europa. Nunca más intentó ser Presidente del Perú.

sábado, 4 de diciembre de 2010

ANTECEDENTES INMEDIATOS DE LA GUERRA DE COREA

Antecedentes inmediatos de la Guerra de Corea

En 1905 Japón se había apoderado de Corea, pero su dominio culminó al ser derrotada en la Segunda Guerra Mundial. Sus vencedoras, Unión Soviética y Estados Unidos habían acordado en la Conferencia de Yalta dividirla provisionalmente en el Parelelo 38. Los soviéticos ocuparon la parte norte (10 de agosto de 1945) y los estadounidenses la parte sur (10 de setiembre de 1945).

Pero el 6 de setiembre de 1945, poco antes que llegaran las tropas norteamericanas, en Seul se había constituido un Gobierno Nacional Coreano, donde predominaban los dirigentes comunistas. Los estadounidenses lo desbarataron e impusieron un Consejo Democrático Representativo (Corea del Sur), encabezado por Syngman Rhee, un coreano que había vivido en EE.UU. durante 35 años. Poco después en Pyon Yang se proclamó la República Popular de Corea, bajo la presidencia del comunista Kim Il Sung, respaldado por Unión Soviética.

En diciembre de 1948, Asamblea General de la ONU reconoció al gobierno de Syngman Rhee como el único gobierno legítimo de todo Corea, lo que fue rechazado por la Unión Soviética. Rhee estableció un gobierno corrupto, dictatorial y represivo en Corea del Sur, por ello en las elecciones legislativas del 30 de mayo de 1950 sufrió una aplastante derrota: solo obtuvo 12 representantes para la Asamblea Nacional (de un total de 210).

Alentado por este resultado, y con autorización de la Unión Soviética, Corea del Norte invadió Corea del Sur (25 de junio de 1950), con el objetivo de reunificar la Península de Corea bajo el régimen comunista de Kim Il Sung. Esto provocó la reacción de Estados Unidos y el estallido de la Guerra de Corea (1950-1953).

ANTECEDENTES DE LA GUERRA DE COREA

Antecedentes de la Guerra de Corea de 1950

Los principales antecedentes históricos de la Guerra de Corea son:

- Siglos XV: El emperador chino Yung Lo incorporó la península de Corea a sus dominios.
- 1866: Francia intenta conquistar Corea, pero fracasa rotundamente.
- 1871: Una flota de Estados Unidos bombardea las costas coreanas y sus tropas logran ocupar algunos puntos, pero se retiran pronto.
- 1895: Termina la Guerra Chino-Japonesa con el Tratado de Shimonoseki, donde los nipones obligan los chinos a reconocer la Independencia de Corea.
- 1905: Japón derrota a Rusia y se apodera formalmente de Corea.
- 1945: Japón es derrotada en la Segunda Guerra Mundial. En cumplimiento de los acuerdos de la Conferencia de Yalta, Rusia toma el control militar del norte de Corea; mientras que Estados Unidos ocupó la parte sur (el límite fue el famoso Paralelo 38).
- 1948: En Corea del Norte se establece el gobierno comunista de Kim Il Sung (con apoyo de la URSS); mientras que en Corea del Sur se impuso el gobierno capitalista de Syngman Rhee (con respaldo de Estados Unidos).
- 1950: Corea del Norte invade Corea del Sur (25 de junio), provocando la reacción de Estados Unidos y el estallido de la Guerra de Corea (1950-1953).

viernes, 3 de diciembre de 2010

LA GUERRA DE LOS "KEPIS ROJOS" CONTRA LOS "KEPIS AZULES"

Andrés Avelino Cáceres y su caballo "Elegante". Detalle de una pintura del Museo del Museo Andrés A. Cáceres, en Miraflores. Foto: Arturo Gómez Alarcón.

La Guerra de los "Kepís Rojos" contra los "Kepís Azules" (Andrés Avelino Cáceres contra Miguel Iglesias)

Andrés Avelino Cáceres se opuso rotundamente al Tratado de Ancón (20 de octubre de 1883) que cedía en favor de Chile el departamento de Tarapacá ( a perpetuidad), y las provincias de Tacna y Arica (hasta la realización de un plebiscito). También se negó a reconocer el gobierno del general Miguel Iglesias, considerándolo traidor a la patria y sumiso a los intereses chilenos. Sin embargo, sus mal armadas milicias eran insuficientes para continuar la guerra contra los chilenos que a mediados de 1884 aún ocupaban algunas regiones del país. Por ello, el 6 de junio de 1884 lanzó un manifiesto reconociendo la validez del Tratado de Ancón, pero anunciando que se mantenía en armas contra Miguel Iglesias.

A comienzos de agosto de 1884 terminaron de retirarse del Perú todas las tropas chilenas, y esto fue aprovechado por Cáceres para atacar Lima. Sus hombres llegaron a controlar algunas cuadras del Centro Histórico, pero pronto fueron vencidos por el coronel iglesista José Rosas Gil y se batieron en retirada hacia la sierra central. Pero el “Héroe de la Breña” organizó un nuevo ejército con 3000 voluntarios de Huancayo, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac y Cusco, armándolos con fusiles provenientes de Bolivia.

En junio de 1885, se realizó en Jauja una negociación de paz. Los representantes del presidente Iglesias ofrecieron una plenipotencia en Europa para Cáceres si es que reconocía al gobierno, pero el “Brujo de los Andes” rechazó la oferta, y exigió la formación de una Junta de Gobierno que de inmediato convoque a elecciones presidenciales y parlamentarias.

Miguel Iglesias.

La “Huaripampeada”.

Decidido a acabar con los rebeldes, Miguel Iglesias ordenó una gran ofensiva al mando del coronel Gregorio Relayze. Utilizando el Ferrocarril Central las tropas del gobierno llegaron a Chicla, de donde marcharon a La Oroya y Jauja. Aquí, la retaguardia del ejército cacerista presentó batalla y se batió en retirada. Los iglesistas creyéndose victoriosos llegaron hasta Huancayo. Pero Cáceres y el grueso de su ejército estaban en Huaripampa y destruyeron los puentes que comunicaban Huancayo con La Oroya, dejando encerradas a las fuerzas de Relayze en el valle del Mantaro. Esto le permitió a Cáceres llegar a Chicla y tomar el Ferrocarril Central, mediante el cual llegó rápidamente a Lima.

La renuncia de Miguel Iglesias.

Sorprendido por la llegada de Andrés Avelino Cáceres, Miguel Iglesias intentó resistir en el centro de la capital, pero fue inútil. Después de tres días de combates, el 1 de diciembre de 1885 Iglesias ofreció dimitir para cederle el mando a un Consejo de Gobierno que debía tener representantes de ambos mandos. Cáceres aceptó e Iglesias renunció el día 3 y se asiló en un buque italiano anclado en el Callao. El Consejo de Gobierno, encabezado por Antonio Arenas, convocó a elecciones presidenciales y legislativas, resultando vencedores Cáceres y su Partido Constitucional.